martes, 5 de junio de 2012

EL DESCONOCIDO







Aceleró el paso. Faltaban dos minutos para que llegara el tren y no quería perderlo. Oyó el pitido que anunciaba su llegada, pero ya estaba en la estación. Hoy no llegaría tarde al trabajo. Esperó a que bajaran los pasajeros y se dispuso a buscar un lugar para sentarse. Cuando ya se había acomodado comenzó a mirar a su alrededor, nadie le miraba, todos leían o miraban por la ventana. Se fijó en un joven que estaba sentado en el fondo del vagón. Su cara le resultaba conocida y por alguna razón no podía dejar de mirarle. Como si le hubiera leído el pensamiento, el joven levantó la vista y la posó sobre ella. La chica se sonrojó y miró por la ventana. No se atrevía a mirarle. ¿Seguiría mirándola?, ¿porqué le resultaba tan conocida su cara?. Volvió a mirarle y él le sonrió. Se sintió avergonzada, no sabía si responder a su sonrisa o disimular como que no se había dado cuenta. Por suerte llegaron a una estación y como si fuera algo automático, miró hacia fuera. Había mucha gente que esperaba para montar. Se distrajo unos momentos y cuando volvió a mirar al joven ya no estaba. Miró al exterior, pero no lo vió. Había desaparecido.
La chica siguió su camino mientras se preguntaba si había existido realmente el joven.

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